El Balón Está Triste

Vamos a cambiarle la cara de tristeza al fútbol y al deporte, con tu buen comportamiento; como hincha en la tribuna y en la calle, como jugador en la cancha y en tu oficio de entrenador o directivo.

EL BALÓN ESTÁ TRISTE

Autor: Luis Galeano "El Cheverísimo"

Cierto día, domingo si no estoy mal, en una mañana de esas que uno se levanta más tarde, mientras dormía, tuve un extraño sueño: Me encontré con un balón que tenía cierta forma de ser humano; con cuerpo, manos y pies; venía caminando lento, decaído, con la cabeza agachada y con lágrimas en sus ojos.

Le pregunté:..

¿Qué le pasa?.. Lo veo muy triste; no debería sentirse así, usted es considerado el protagonista número uno de los espectáculos en el mundo y, el mayor de los inventos del planeta en deporte, recreación y entretenimiento; es el juguete más deseado por la mayoría de los niños del universo y el preferido por los humanos para jugar o ver los partidos que juegan con usted; debería sentirse muy feliz.

El balón, levantó la cabeza, me miró por un momento, en completo silencio.

Luego me comenzó a hablar:

En tiempos pasados lo era y, pensaba que mi destino solo iba a ser dar botes y rodar por las canchas del mundo brindando espectáculos, reuniendo familias y amigos a través del fútbol y haciendo felices a quienes jugaran conmigo y a los millones de hinchas que siguen a sus equipos.

Inclusive, desde siempre lo supe y acepté muchas situaciones que tendría que pasar, unas buenas y pero otras no tanto.

¿A qué situaciones te refieres?

Mira, sabía que me iban a tratar a las patadas.

Que los defensores no me iban a querer en su campo y rápido me sacarían de él.

 

Que otros, los guardametas, me querrían abrazar.

Que los talentosos creativos inventarían jugadas líricas conmigo.

Que los goleadores me llevarían a una portería y me meterían a una red, y que eso pondría a unos muy contentos, que iban a saltar, a gritar, a celebrar y, a otros, a los contrarios, no les gustaría.

¿Bueno, pero, dime exactamente cuáles son los motivos que te ponen tan triste?

A pesar que en algunos momentos, aún me siento feliz, especialmente cuando los niños juegan conmigo o cuando uno de ellos me recibe como regalo de sus padres, hay muchas cosas que me hacen sentir demasiado triste:

Que, ya muchos jugadores no tienen sentido de pertenencia, solo juegan por dinero y fama.

Que no hay respeto por los árbitros; a pesar que a veces se equivocan y algunos se acomodan, son humanos y pueden fallar.

Que muchos padres de los jugadores insultan y hacen desorden en las tribunas y además, quieren ser técnicos, no dejan que los entrenadores dirijan sino que quieren ser ellos los que ordenen como hay que jugar o alinear un equipo y se enojan con los técnicos por las decisiones que toman.

Que, aunque me encanta que me vean en la TV, ya muchos no me acompañan al estadio.

 

Lo más triste, ahora soy sinónimo de terror:

Mientras que en otras épocas se reunían las familias en los estadios,  canchas y “potreros” a gozar conmigo y a compartir  sanamente, ahora entre los hinchas se han formado cantidad de bandas que se apoderaron de esos espacios para hacer violencia, desmanes y manchar todo lo bueno que yo pueda hacer.

Y más doloroso aún: Se están aporreando, haciendo desorden, generando inseguridad y hasta matándose por causa de un resultado en los partidos, porque me abrazo más veces con la red de un equipo o simplemente porque no les gusta ver al otro con una camiseta contraria.

Sí...

Tienes razón, infortunadamente la juventud de hoy y muchos adultos no tienen la cultura de ver el fútbol como debe ser, un espectáculo para disfrutar en familia y amigos. ¡Le repliqué!...

 

Y, ¿Cómo crees que te puedo ayudar?

Te pido que les digas, que si no quieren seguir viendo mi cara triste, si me quieren y disfrutan conmigo, que cambien su actitud, que sean honestos, que se porten bien y practiquen los valores del respeto, tolerancia, prudencia,  compañerismo, lealtad, integridad y que vivan todos los momentos que pasen conmigo con tranquilidad y completa calma; que vuelvan a los estadios y escenarios en familia y conscientes que no vale la pena perder la calma, la tranquilidad, la libertad y hasta la vida por un resultado.

Dígales a los niños que cuando crezcan recuerden siempre que fui su juguete preferido y les di muchas alegrías junto a su padre y amiguitos y, que a muchos les doy la oportunidad de desarrollar su talento, realizar sus vidas, y ser famosos, por eso deben ayudarme a cambiar mi tristeza por felicidad.

También dele un mensaje a los padres: Dígales que den ejemplo, que no griten groserías desde las gradas, ni insulten a los jueces o a los técnicos, que entiendan que deben ayudar a formar sus hijos con valores.

Y para muchos que ven a sus hijos como la solución económica de su futuro, que no los traten como una mercancía, sino como un deportista que se está formando. Y si a futuro el destino a través de él les da un golpe de suerte, bienvenido sea, pero que no sea ese el objetico principal.

Estaba terminando de hablar el balón, cuando me desperté de un susto, por el ruido que generó un vidrio que se rompió de una de las ventanas del vecino, por el golpe de un balón pateado por uno de los niños que jugaban en un parque.

Con este sueño, comprendí que tenía la misión de entregarles este mensaje del balón y pedirles de favor, que cada uno contribuyamos por el bien del fútbol, por la paz en los estadios, en las calles, hogares y en los escenarios deportivos.

Además, de recordarles a los hinchas, que cuando salen para el estadio o a la taberna a ver los partidos, en casa una madre y toda una familia se quedan esperando que regresen sanos y en completa paz.

Tú eliges con cuál carita prefieres ver al balón, al fútbol y al deporte en general.

Fui creado para divertir y unir; no para herir y distanciar.

Recuerda... ¡Soy solo un juego!..

3 comentarios en «El Balón Está Triste»

  1. Buenas tardes soy Erika Ángel, y estuve en la actividad que patrocinaron para los niños en Calatrava, agradecimientos a todos los comercios y en especial al profe Higuita, de verdad que bien trabajo y labor, apasionado y entregado a los niños, para una mejor infancia y unos adultos más felices, conscientes y responsables.

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